En los viejos tiempos de Windows 3.11, 95, 98 y XP, actualizar un sistema parecía una mala idea debido a todos los conflictos e inestabilidad que generalmente se producían. Así que he creado el hábito de reinstalar sistemas cada vez que se lanzó una nueva versión (para evitar dichos problemas, pero también para limpiar el sistema de archivos de las DLL antiguas y los archivos del sistema que quedarían atrás).
Con Windows 8 solo teníamos la opción de actualizar (o instalarlo el fabricante) y la sensación de que detrás de la nueva interfaz brillante, había un lío de archivos, DLL y otros bloatware.
Ahora Microsoft ha reintroducido versiones minoristas completas con Windows 8.1. ¿Vale la pena obtener la versión comercial y reinstalar el sistema desde cero? La idea "se siente" bien, pero ¿tiene sentido hoy en día?
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